Los Carniceros de Marta

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Desde hace un ratico que envié el alerta No. 230 (titulado “¡VIVA JULIO!”) he recibido cualquier cantidad de cartas… pero, ojo: ¡cualquier cantidad! Muchos me preguntan quién es mi “comunicadora” favorita, otros quieren saber si ahora, además de enfermeros y alfabetizadores, nos están metiendo carniceros. ¡Coño, esto es para morirse… de muerte lenta, además!

Quedé tremendamente consternado. ¿Será que los acontecimientos se suceden a nuestro alrededor con tanto dinamismo que he perdido mi capacidad comunicacional? By now, supongo que todos mis lectores/ras sepan del amor que le profeso a la Profesora Marta Colomina. De quién más pudiera yo estar hablando, ¿de Vanesa Davis? No señor… yo me lanzo por la madurez representada en años de experiencia… y que Dios me perdone.

Ahora, eso de “carnicero” fue un adjetivo que mencionó la Profesora en su conversación matutina con el diputado a la Asamblea Nacional, Julio César Montoya Medero, del MAS, maracucho… al menos de alma y corazón.

Como debe tener algún encanto promover el REFERENDO REVOCATORIO, la conversación comenzó por ahí. La Profe dio su apreciación al respecto y lo mismo hizo el nunca bien ponderado Montoya. Acto continuo comenzó el fandango y como a los locos no hay que puyarlos mucho, comencé a hacer crisis con aquella conversación radiofónica que llegaba a mis oídos a través de las ondas hertzianas del espectro de la radiocomunicación venezolana.

Montoya fue traído al programa de Marta porque ayer “casi” resolvió el asunto ese del empeño oficialista en modificar un reglamento de debate interno para la Asamblea, que si pasa tendremos que decir como en Cuba: “¿Qué pasa si Sosa pasa? ¡Que se te quema la casa…!” Yo dije: “bueno, al menos hubo un asambleísta que atajó la vaina, porque de haberse aprobado el reglamento tendríamos que coger monte al día siguiente…”

Es verdad que Montoya intentó predicarles a sus colegas del régimen. Se sentó, nada más y nada menos que con la Cilia Flores… ¡peeeeerrrroooo! Luego, después de un ratico – según Montoya – terminó platicando con Maduro: ¡fin de mundo! Por supuesto que le dijeron al maracucho que se fuera a comer de lo que pica el pollo. Anteanoche no había luna llena… no que yo sepa, porque estuviera todo alborotado. Lo cierto es que nuestro asambleísta, Julio, terminó diciéndole a Doña Marta que si así era el asunto, él renunciaría y le aconsejaría a sus colegas de la Asamblea (congreso venezolano) que renuncien en bloque. Montoya le dijo a Maduro (según Montoya, claro), que si pasaban el reglamento habría guerra civil y que cada bando pondría sus respectivos muertos. Se jodió Enrique Mendoza, pensé yo.

Como si todos estos elementos conflictivos aderezados por conversaciones con la Cilia y su consorte Maduro, no fuesen como para sacar de quicio al hiper-ecuánime de Herman Escarrá, la Profe Marta se lanzó con un tubazo que me terminó de desbarajustar las pocas neuronas que me quedaban sanas en mi perturbada mente analítica, destrozada sin piedad por los traumas que comenzaron el día en que me monté en aquel buque español que me llevó al exilio… hace más de cuatro décadas.

Resulta que este régimen CASTRO-COMUNISTA que ya aceptó las reglas del juego para en febrero contarse en un referendo revocatorio, está metiendo apuradamente cientos (creo que dijo MILES) de soldados cubanos de los más “carniceros” (sic). Supongo que quiso decir la Profesora que se trata de los efectivos regulares más criminales y despiadados del ejército cubano de ocupación. Ahora, eso no es todo. Acabo de recibir un artículo firmado por la periodista Patricia Poleo donde asegura la llegada de 1.700 soldados del ejército regular cubano, comandados por los generales Wilfredo Rodríguez y Julio Casas Regueiro, quienes fueron introducidos a nuestro país en aviones Hércules de las FUERZAS AÉREAS VENEZOLANAS. Patricia asegura que dos de esos aviones aterrizaron en Maracaibo la pasada noche del día miércoles mientras que otros dos identificados con las siglas AV-109 y AV-203, aterrizaron en la pista de VENEPAL.

Bueno, después de esto, a quien se le ocurra seguir con el “guaraleo” del revocatorio tiene que ser, como mínimo, internado en Bárbula (el Mazorra venezolano). Patricia Poleo es la hija del propietario de un prestigioso periódico – El Nuevo País; su padre es analista político y promotor de tomar las calles a punta de cacerolas, pitos, raca-racas, pancartas, serpentinas y pelotas de futbolito. Yo supongo que después de todo esto (más lo que sabrá Patricia de boca de sus amigos, los “Comacates”), el periódico entero estará en función de alertar contra el “guaraleo revocatoricus” y de lo único que leeremos en él – de ahora en adelante - será sobre “LA GUARIMBA” (www.robertalonso.com.ve/GUARIMBA.htm). O eso, o todo es puro cuento chino para enloquecernos aún más.

Caracas 01 de octubre de 2003 al día siguiente de la llegada a Venezuela de los carniceros de Marta